12.3.11

(Paréntesis)

Tiene tanto tiempo que no escribo nada, mi mente se bloquea fácilmente cuando tengo que realizar el proceso de construcción de mis personajes, desde su aspecto hasta el más entrañable secreto de su psique. Así es, ser actriz es hermoso, pero tiene sus complicaciones, es mucho trabajo el vivir dos vidas o hasta tres diferentes en el mismo periodo temporal, eso es, eso hago aunque no todo el tiempo... 

Vivo las vidas de mis personajes en turno para entenderlos, conocerlos profundamente y volvernos una misma persona juntos; nos ayudamos  mutuamente, somos simbióticos, ellos me alimentan de sus memorias y vida, de su personalidad y de sus gustos y disgustos, yo les proporciono un cuerpo donde habitar sólo por un momento, sólo por un momento... 

Hace algún tiempo me preguntaron cómo me sentía al representar a un personaje, respondí "viva", no me entendieron insistieron en preguntarme qué era lo que "sentía" refiriéndose a las emociones que me provocaba el representar a alguien más que no fuera yo en esencia, entonces dije: "siento todo, la felicidad de mi personaje, la angustia, ira, tristeza, lo que sea por lo que está pasando mi personaje´pero ese personaje no es alguien diferente a mi en esencia, pues tengo un poco de ellos y ellos tienen un poco de mi, en esencia somos la misma persona sólo que tomamos diferentes decisiones, eso es lo que nos hace diferentes, por eso como dije antes me siendo viva, porque lo estoy, si no estuviera viva no podría darle vida a mis personajes". Callaron un instante y me preguntaron, a modo de burla e incredibilidad, si entonces yo también tenía el instinto asesino del personaje que en aquella ocasión tomaba mi cuerpo y le respondí "claro! soy una asesina, una amante de la sangre, de su olor al salir del cuerpo y derramarse por la cama impregnando aquellas sábanas de seda blanca con el rojo aterciopelado de ese delicioso líquido", al tiempo que decía esto, mi entrevistador tornó su cara retadora a una cara llena de miedo; mi tono de voz fue cambiando mientras le contestada, mi miraba se tornó fría y llena de pasión, mi cuerpo respondió excitado ante la idea de la sangre sobre él; lo único que hizo mi entrevistador fue decirme: "creo que es suficiente información para publicar en la gaceta, muchas gracias ya me tengo que retirar", me acerqué a él mirándolo fijamente a los ojos y deseándolo sobre la cama con sábanas de seda blanca, lo besé en los labios y le dije: "tranquilo, sólo es un personaje sangriento que desea salir un poco más de lo que se le permite", él se quedó quieto un momento y se fue.

Al final de la temporada, aquél muchacho volvió para escribir la nota de cómo cerró la temporada. Rápidamente al verlo mientras salía a escena pensé "tiene que ser mio". Al terminar la función, y dar el brindis correspondiente por el triunfa de la obra, el joven se encontraba ahí, hermoso e inocente, casi como la mayoría de los que nos encontrábamos en la universidad estudiando. Decidí acercarme a él fuera de personaje, al ver que me acercaba su cuerpo se contrajo instintivamente para defenderse, pero al notar que me encontraba tranquila y sin ningún rasgo de mi personaje se calmó, me invitó a cenar pues quería que le platicara un poco sobre mi manera de encontrar cada detalle de mis personajes y sobre cómo integraba todo para construirlos, a lo cual accedí.

Fuimos a un pequeño lugar que se encontraba cerca de donde vivía en ese entonces, escogí ese lugar específicamente por dos razones, la primera se encontraba cerca de mi casa y dada la hora que era tenía la excusa perfecta para hacer que se quedara en mi casa conmigo, y la segunda porque es un lugar pequeño, discreto, con poca iluminación, decorada a manera extraña, en las paredes están pintadas de rojo y tienen imágenes de partes del cuerpo en blanco y negro dejando mucho a la imaginación, e iluminan todo con velas en las paredes y mesas dando un tono erótico muy peculiar, nada romántico ni usual, es como si te encontraras en una película difusa.

Después de cenar, y tal como lo había planeado, era demasiado tarde y el inquieto joven, ya despreocupado por lo ocurrido en el estreno de la temporada de la obra no sabía que hacer, así que le ofrecí quedarse conmigo esa noche, a lo que él aceptó pues no tenía a dónde más ir. Continuamos nuestra velada en mi apartamento, bebimos el vino que tenía guardado siempre para ocasiones imprevistas, él se puso un poco más cómodo y platicaba con más soltura, ya no le quedaba recuerdo alguno de mi personaje ni de la noche del estreno.

Yo, con la excusa del alcohol, comencé a seducirlo lentamente y sin que se diera cuenta, comencé rozando su cuello "accidentalmente", y me iba acercando un poco más a el cada que podía; luego comencé por abrazarlo entre juegos y risas, nos divertíamos y yo empezaba a obtener respuesta a mis señales. Después de un rato, nos quedamos mirando un instante en silencio, me acerqué y besé sus labios suavemente, apenas tocaba sus labios con los míos y pasaba mi lengua ligeramente entre sus labios, me abrazó y comenzó a quitarme la ropa lentamente, mientras yo me deslizaba por su cuerpo y su espalda descubierta hábilmente por mis manos, el acariciaba mis piernas, de pronto se giró y me tomó por la cintura, besó mi espalda apenas tocándome con sus labios, me giró y me recostó en mi sofá boca arriba, se recostó sobre mi y mirándome a los ojos me dejó sin respiración, pues apenas tocó mis labios sentí una repentina descarga eléctrica que me recorrió desde la nuca hasta mis pies, fue entonces cuando me dí cuenta de que aquel joven inocente me estaba enamorando con su destreza como amante.

Volvió a mirarme a los ojos y ésta vez la expresión de su mirada cambió y no por temor, sino por una mirada tierna y con un toque de deseo, en ese momento me abandoné a él. Supo perfectamente qué hacer en ese momento, sin dejar de mirarlo pude sentir cómo lentamente iba penetrando en mi, cómo se escabullía dentro de mi, sigiloso como el amante que entra en la recámara de su amada y la despierta por las caricias de sus manos, me abracé fuertemente a su cuello y le murmuré al oído "no me dejes, quédate conmigo, quiero ser tuya por siempre", me tomó por la cintura y me levantó, llevándome a mi recámara, me recostó sobre mi cama y empezó nuevamente a besarme toda hasta que no pude más y me arrojé sobre él, me paró inmediatamente y me lanzó nuevamente a la cama, se puso sobre de mí y me volvió a penetrar, era tan dulce y delicado cuando lo hacía, en esta ocasión aceleró el paso, pronto me encontraba cubierta de sudor y pasados algunos minutos ambos estábamos empapados, podía sentir cómo las gotas de sudor recorrían mi espalda en favor de la gravedad mientras me aferraba a él para que no terminara nunca.

Toda la noche estuvimos agarrados uno al otro intentando fundirnos en uno. Al amanecer me levanté y preparé el desayuno, mientras comíamos me dijo "me enamoré de ti desde aquella noche en que te entrevisté y me asustaste al cambiar tu expresión por la de tu personaje, fue tan real y enloquecedor ese momento que supe que necesitaba pasar el resto de mi vida a tu lado, al lado de la mujer más intrigante que conozco, la mujer de la cual nunca sabré qué esperar". Al escucharlo me quedé atónita y lo único que pude hacer fue sonreír...

4 comentarios:

  1. El placer del cuerpo siempre es distinto al de los sentimientos. Si obtienes ambos con la misma persona tienes mucha suerte :__;

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  2. hola! informando que "pasatiempos y lokuras de una estudiante?!!!" ahora es "Diario de una tesis sin tema..." http://maryjvarher.blogspot.com

    bss!

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  3. Fuerza e intensidad en cada palabra, el poder de la descripción y condimento de la imaginación, una sonrisota y un abrazo para ti :)

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yo ya dije, ahora es tu turno...

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