20.11.10

El día que mis placeres me ganaron

Siempre pensé que el ser mala era lo más natural, en realidad no pensaba que fuera mala, simplemente pensaba que era normal que yo me comportara de una forma poco convencional con respecto al resto de los chicos que me rodeaban. Y bueno no me refiero a que fuera rebelde o algo parecido, es sólo que siempre he tenido gustos algo fuera de lo convencional; es más, podría decirse que como un ser humano dentro de los parámetros que la sociedad ha impuesto soy un "ejemplo a seguir", buena estudiante, hija espectacular, amable y educada, una chica que declamaba poesía y era sensible a ella, que tocaba violín virtuosamente, ganadora en varios concursos de conocimientos, altruista y hermosa, una persona realmente exquisita en todo el sentido de la palabra. Sin embargo, algo en mi interior me invadía constantemente, cada que veía una película romántica en donde el protagonista sufría algún accidente y perdía la vista o las piernas, me excitaba la idea de que hubo sangre, músculos y huesos expuestos a la vista...

Poco a poco fui descubriendo un mundo lleno de pasiones excéntricas, no se trataba simplemente de ser una chica con vida sexual activa a pesar de que en su familia eso no era de gente decente, no, se trataba de algo más, de pasiones carnales en las que el dolor y el sufrimiento eran protagonistas, en especial el de otros, poder escuchar los quejas y gemidos del otro mientras le propinaba pequeños dolores a través de pequeños pellizcos, los gritos acompañando el olor de la piel quemada, y la sangre chorreante; simplemente sensacional.

Un día, mientras descansaba en la terraza de mi departamento tocaron a mi puerta, al abrir era una pequeña  de unos 16 años apenas, que vivía en el departamento frente al mio y buscaba refugio conmigo en lo que sus padres llegaban a casa ya que ella había olvidado sus llaves, de inmediato la hice pasar, era hermosa, oh! dulce fruto de la vida, tan exquisita, su piel era tersa como un durazno, su cabello suave y  con un perfume delicioso, sus labios rojos bien delineados, sus ojos gritaban inocencia por todos lados, sus piernas, delicioso camino al elixir oculto de su juventud, sus pechos tan pequeños y firmes... Poco a poco empecé a platicar con ella sobre cuestiones banales, y me fui ganando su confianza. Una caricia ocasional a su suave cabello, luego roces accidentales de mi parte hacia ella, con la intención de tocarla un poco y que ella no se sintiera incómoda, durante la plática me fui acercando a ella sin que lo notara, pronto ella estaba haciendo lo mismo hacia mi; en ese momento una sonrisa de victoria cubrió mi rostro, había ganado, o al menos eso creía.

En cuanto estaba segura de que ella estaba tan entusiasmada y excitada como yo, comencé a acariciar aquel par de piernas que poseía por debajo de esa linda falda de estudiante a cuadros, acercándome lenta pero peligrosamente a su entrepierna, ella me dijo que tenía calor y se desabrochó un par de botones de su blusa dejándome ver su pequeño e inocente sostén carmín sujetando aquellos pechos tan deseables, un par de botones de rosas a medio florecer; ella se abalanzó hacia mi boca y comenzó a besar lentamente, la tomé por la cintura y la recosté en el sillón donde nos encontrábamos sentadas, presioné mi cuerpo contra el suyo, me quitó la blusa y yo la de ella, continué con mi pantalón y su falda, una linda tanga roja con encaje cubría su pubis y dejaba sus nalgas al descubierto, muy atrevido para una niña como ella pensé, mas eso me hizo desearla más todavía, comenzó a acariciarme mientras dejaba que mis manos la recorrieran completamente, hasta que llegué a su entrepierna, ella me quitó la mano y me dijo que debía ir al baño, que esperara... así lo hice, después de todo era mi invitada y no podía forzarla. 

Mientras la esperaba continué tocándome para no perder mi estado, pronto salió la pequeña del baño y se sentó sobre mi y me preguntó que si no tenía algún juguete o algo parecido, o cómo iba a hacer el amor con ella... La llevé hasta mi recámara, y saqué del cajón de mi buró un pequeño juguete de plástico rosado, continué besando a la pequeña dulzura que tenía en mi cama -no podía desaprovecharía- y le quité el sostén y la diminuta tanga, besé su pubis y bajé un poco más, mientras mi lengua se paseaba entre el mar de su entrepierna mis oídos se deleitaban con sus gemidos, me precipité a poner en posición adecuada el pequeño juguete y la penetré, primero despacio, lentamente y suave, poco a poco conforme escuchaba el resultado de su placer iba acelerando la velocidad, hasta que ella me gritó MAS RÁPIDO Y DURO!!! y así lo hice, estaba tan extasiada que no podía pensar en otra cosa que en ella veniéndose. Así de un sólo grito agudo y largo terminó, su respiración era agitada, y a pesar de ello se precipitó en tomar el juguete y en penetrarme con él, oh maravilla de niña!!! movía aquel juguete espléndidamente, parecía que tenía tanta experiencia, que el placer que me producía no me permitió ver lo que sucedía realmente.

Mientras ella me penetraba comenzó a darme pellizcos inocentes, mi excitación se incrementaba a cada pellizco suyo, pronto esos pellizcos se convirtieron en golpes primero suaves y en poco tiempo tan fuertes que de inmediato me dejaban la piel roja, y yo seguía excitándome más; hasta que comenzó a cortarme la piel con una navaja que sacó de mi cajón, fue entonces cuando me di cuenta de que yo ya no tenía la situación bajo mi control, y lo que fuera mi dulce caramelo juvenil se transformó en una especie de demonio, con mirada profunda y que amenazaba, una sonrisa sínica  y llena de maldad, pronto me amarró a la cama y me siguió cortando y penetrando, se dirigió a la cocina sin decir una palabra y regresó con un encendedor y comenzó a calentar el cuchillo, y lo fue colocando por todo mi cuerpo. Lo único en lo que podía pensar era en que así se sentían mis víctimas y que ahora no era yo quien proporcionaba aquel dolor sino la persona que lo recibía.

En el momento en que mis gritos fueron callados por mis lágrimas, la pequeña empezó a reírse a carcajadas, y me dijo: "no soy quien tu creías que era, he venido hasta ti para darte una lección, para que vivieras en carne propia lo que tú misma provocas en otros, si quieres continuar así es tú problema, pero no me obligues a regresar y tratarte peor, porque lo haré y no te darás cuenta de cómo me presentaré ante ti..."

Desde entonces no he vuelto a frecuentar a mis cómplices de crímenes pasionales, simplemente prefiero ahorrarme el riesgo de sufrir nuevamente a causa de satisfacer mis propios placeres.

8 comentarios:

  1. o.O he quedado impresionada con tu relato!!!

    que bueno tenerte de vuelta por estos rumbos ^^

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  2. pues, creo que lo que diga quedaria corto ante lo que acabo de leer... asi que solo dire... hermoso...



    ...Dark Angel...

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  3. Mary J: es un placer saber que mis relatos son bien recibidos

    ...Dark Angel...: muchas gracias por el cumplido

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  4. Sexy, atrevido, sutil , fuerte, erotico. me gusta....

    Regresamos

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  5. ooh! genial!
    nunca me imagine qe fuera tan sadica la chiqilla
    jejeje

    bessos! <3

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  6. Caló: excitante regreso

    icHiGo. perO no sOy friki: gracias

    ZAID: igualmente

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  7. Hey!, tengo un premio a tu gran blog!! pasate...

    http://libertadintransigente.blogspot.com/2011/01/hey-muy-feliz-ano-mis-queridisimos.html


    Saludos!!




    ...Dark Angel...

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yo ya dije, ahora es tu turno...

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